La historia de Quebec

Prepárese para retroceder un siglo... hasta la época de las primeras fábricas de pasta de papel de Quebec.

Entre 1901 y 1927, Val-Jalbert vibró al ritmo de su fábrica de pasta de papel.

En 1901, cuando Damase Jalbert construyó el molino, el pueblo se llamaba "Ouiatchouan", por la cascada que alimentaba el molino para fabricar pasta de madera.

Un destino turístico único

Aunque la historia de Val-Jalbert terminó en 1927 con el cierre de la fábrica de celulosa, se ha convertido en un destino turístico ineludible de la región de Saguenay-Lac-St-Jean, porque ofrece multitud de actividades y servicios de alojamiento y restauración ¡fuera de lo común!

Es un museo al aire libre donde, entre otras actividades, se pueden tocar las casas de madera de la época, el convento-escuela, la oficina de correos y el almacén general que antes era un "supermercado" y ahora alberga una tienda de recuerdos, una acogedora cafetería-terraza y cómodas habitaciones.

Museo al aire libre

Es un museo al aire libre donde, entre otras actividades, se pueden tocar las casas de madera de la época, el convento-escuela, la oficina de correos y el almacén general, que hoy alberga una tienda de recuerdos, una acogedora terraza y cómodas habitaciones.

¿Le gusta la cultura? ¿Le apasionan la historia, la industrialización, las costumbres y el arte? En la Aldea Histórica de Val-Jalbert encontrará numerosas actividades y atracciones culturales que no debería perderse. Ya se trate de una de las diferentes visitas guiadas, de nuestro museo al aire libre, de las diferentes exposiciones o de una visita al Molino o incluso al Belvedere, ¡hay para todos los gustos y, sobre todo, para todos los aficionados a la cultura!

Paisajes majestuosos

La cascada de Ouiatchouan se alza majestuosa frente al río, por encima del pueblo de Val-Jalbert. Su altura es de 35 metros. La cascada tiene 72 m de altura y está considerada una de las mayores de Norteamérica. La vista es espectacular y se acerca a los clásicos y rústicos paisajes canadienses. El gran estruendo familiar del agua, el revoloteo de los pájaros y el murmullo del río son los sonidos que acompañan a los visitantes de las cataratas.